sábado, 30 de noviembre de 2024

¿Y si alguien ya supiera el número que saldrá y dónde caerá?

La lotería de Navidad es uno de los eventos más esperados del año en España. Millones de personas sueñan con llevarse "El Gordo", ese premio que promete cambiar vidas. Sin embargo, a lo largo de su historia han surgido episodios que nos hacen preguntarnos: ¿todo es realmente cuestión de azar o podría haber algo más? Hoy repasamos dos casos que alimentan la sospecha.

El caso del Conde de Fenosa: ¿intuición o información privilegiada?

En 1958, el Conde de Fenosa protagonizó uno de los episodios más controvertidos de la lotería. Este aristócrata gallego decidió comprar todas las series del número 15.640, un movimiento que hoy resulta impensable. La apuesta era arriesgada, pero cuando "El Gordo" salió premiado con ese número, el país entero se quedó boquiabierto.

Aunque oficialmente nunca se demostró nada, las sospechas no tardaron en surgir. Fenosa tenía vínculos cercanos con las élites políticas y económicas de su tiempo, lo que levantó la pregunta: ¿podría haber tenido acceso a información privilegiada sobre el sorteo? A día de hoy, su "golpe de suerte" sigue siendo uno de los mayores misterios en la historia de la lotería.

Un sistema centenario, pero ¿inviolable?

Desde su primera edición en 1812, la lotería de Navidad se basa en el mismo sistema de bombos y bolas numeradas. Este método, aunque tradicional, tiene sus limitaciones. Un sistema tan antiguo podría ser vulnerable a manipulaciones si alguien con acceso privilegiado quisiera aprovecharse.

La confianza en el azar es clave para mantener la credibilidad del sorteo, pero este mismo sistema de extracción se ha puesto en duda en varias ocasiones. El caso del Conde de Fenosa es solo una muestra de cómo un supuesto "golpe de suerte" puede generar preguntas que nunca se terminan de responder.

El sorteo de 2019: ¿un gesto que lo cambió todo?

En 2019, durante la retransmisión en directo del sorteo, un gesto aparentemente insignificante de un operario desató una oleada de teorías conspirativas en redes sociales. Se le acusó de manipular las bolas al introducirlas en el bombo. Aunque Loterías y Apuestas del Estado negó rotundamente cualquier irregularidad, el incidente sembró dudas en la opinión pública.

¿Podría un sistema tan mediático y supuestamente controlado ser susceptible de manipulaciones? Aunque no hay pruebas concluyentes, la imagen de aquel gesto quedó grabada en la memoria colectiva como un ejemplo de cómo la confianza puede tambalearse en un instante.

Patrones que alimentan las dudas

Otro dato curioso que no pasa desapercibido es la repetición de ciertos patrones en los números premiados. Terminaciones como el 5 han sido las más frecuentes en "El Gordo". ¿Casualidad? ¿O existe algún diseño detrás de estos patrones que escapan al control del azar?

¿Todo es azar o alguien sabe más de lo que debería?

El sorteo de la lotería de Navidad mueve miles de millones de euros cada año, y con tanta cantidad de dinero en juego, no es descabellado preguntarse si alguien podría tener acceso a información que nosotros no. Desde el caso del Conde de Fenosa hasta el gesto del operario en 2019, las sospechas son inevitables.

La lotería genera ilusión, pero también da pie a reflexiones incómodas. ¿Es realmente un juego de azar o alguien podría conocer de antemano el número que saldrá y dónde caerá? Al final, lo único que podemos hacer es comprar nuestro décimo, soñar y confiar en la magia de la Navidad... o no.


jueves, 28 de noviembre de 2024

Nanobots Therapeutics: Mi primera inversión en una startup



Mi objetivo es diversificar mi inversión creando una cartera de startups prometedoras, enfocándome en sectores innovadores y con potencial de crecimiento a medio y largo plazo. Busco aprender sobre la evaluación de startups, identificación de riesgos y estrategias de inversión.

Hace tiempo que buscaba una oportunidad con potencial real, y gracias a la recomendación de Alex un amigo que tiene experiencia en el sector, me recomendó: Nanobots Therapeutics.

Esta startup desarrolla una tecnología revolucionaria de administración de medicamentos basada en nanobots, capaces de atravesar barreras biológicas y atacar células específicas. En estudios preclínicos, lograron reducir tumores de vejiga en un 90% tras una sola aplicación.

Su primer producto, NBT-101, ofrece una alternativa para el cáncer de vejiga no músculo invasivo (NMIBC), una enfermedad con tratamientos ineficaces y alta recurrencia. Detrás del proyecto está el prestigioso IBEC, liderado por el Prof. Samuel Sánchez, un referente internacional en nanomotores.

Ya han recaudado 2M € y buscan hasta 1M € más para avanzar hacia ensayos clínicos. Si estás interesado, date prisa, porque ya llevan el 123,1% del objetivo, y a 125% cierran la ronda de inversión.

Además, si nunca has invertido en Capitalcell y esta es tu primera vez, te llevas 50 € de regalo si entras por mi enlacehttps://capitalcell.com/registration/?referral=MjI5Njg=


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Panet 10 La Sirena 1

Con 46 años, tengo un olfato especial para identificar tanto las oportunidades como los fracasos. Me entristece ver cómo locales abren con toda la ilusión del mundo, solo para enfrentarse a un futuro que parece condenado desde el inicio. Lo mismo me sucede en el sentido opuesto: hay negocios que, desde el primer vistazo, huelen a éxito.

El otro día mencionaba el caso de La Sirena y el aire que desprende de negocio fallido. No entiendo en qué estaba pensando José Elías al invertir un solo euro en ese proyecto. Él presume de ser un empresario exitoso, pero la realidad es que las empresas que ha adquirido tienen un rendimiento lamentable.

No digo esto por criticar por criticar. De hecho, admiro su capacidad de comunicación. Sin embargo, en el terreno práctico, es evidente que su "olfato empresarial" deja mucho que desear, o al menos no está lo suficientemente afinado.

Si hubiera sido amigo mío, jamás habría comprado La Sirena. Con una inversión mucho menor, podría haberle montado un negocio capaz de generar veinte veces más facturación y rentabilidad.

Señor Elías, si me lees, te invito a que un día visites Tarragona. Pasa por el cruce de Pere Martell con la Calle Ibiza. Ahí podrás comprobar cómo no supiste leer el mercado. Te tirarás de los pelos al observar cómo los clientes pasan de largo frente a La Sirena y se dirigen, sin dudar, hacia El Panet, en la esquina.

Ese sí que es un negocio exitoso. Desde que abre hasta que cierra, la caja no para de sonar. Por cada cliente que entra en La Sirena, veinte entran en El Panet, y siete más en Bon Área, a apenas 25 metros de distancia. La diferencia no solo está en la calidad del producto o el precio, sino en algo mucho más profundo: entender lo que realmente busca el cliente y saber cómo ofrecérselo.

El Panet no tiene una gran fachada ni una campaña publicitaria millonaria, pero ha conseguido algo que pocos logran: conectar con su público. Ofrecen lo que la gente necesita de forma sencilla, rápida y sin complicaciones, mientras que La Sirena, con su aire frío y sus productos que requieren planificación, parece fuera de lugar en un entorno donde prima la inmediatez.

Observa cómo la gente entra y sale con bolsas llenas, cómo forman cola incluso en días laborales, mientras La Sirena lucha por captar la atención de algún transeúnte ocasional. El Panet no vende solo pan, vende experiencia, cercanía y comodidad, mientras que La Sirena parece un negocio atrapado en una fórmula que hace años dejó de funcionar.

Si te quedas un rato observando, verás cómo las decisiones acertadas, por más pequeñas que parezcan, marcan la diferencia. 

Cada detalle importa: la ubicación, la oferta, el trato al cliente, e incluso cómo presentan sus productos. Es un manual de éxito a simple vista. Señor Elías, con ese nivel de inversión, podías haber creado un negocio que no solo compitiera con El Panet, sino que marcara un antes y un después en la zona. Sin embargo, ahí está La Sirena, como un ejemplo más de lo que ocurre cuando se ignora lo esencial en el mundo empresarial .




¿Qué pasa con la cartera del "Arte de Invertir"?



Aquí va mi reflexión, sin rodeos ni paños calientes. He analizado esa cartera trimestre tras trimestre. ¿Conclusión? Parece más un ejercicio de ensayo y error que una estrategia seria de inversión. Pero oye, qué importa, mientras le sigan en YouTube y los títulos sensacionalistas sigan rascando clics.

Ahora bien, ¿cómo alguien que lo está haciendo así de mal en los años más alcistas de las últimas tres décadas puede tener tanta audiencia? Misterio. O tal vez sea que la mayoría prefiere tragarse un eslogan catastrófico antes que enfrentarse a los números reales.

Las empresas de la cartera: un despropósito

Primero, Nagarro SE. Un 9% de la cartera en una empresa que apenas encuentras en Google. ¿Quién ha comprado un producto suyo? ¿Tú? ¿Tu primo? ¿El vecino? Nadie. A esto lo llaman diversificar, yo lo llamo jugar a la ruleta rusa con el dinero de tus seguidores.

¿Empresas españolas de calidad? Ni una sola. Ni Inditex, ni Logista, ni Apple, ni Amazon. Pero claro, ¿para qué incluir líderes de mercado cuando puedes meter chicharros como Global Dominion, una empresa que, con suerte, alguien habrá buscado en Google Maps por error?

Comprar caro, vender barato: la estrategia perdedora

Otra joya: venden lo bueno cuando sube un poquito y se quedan con lo malo. Esa obsesión con "está caro" mata más carteras que un crash del mercado. Las empresas buenas siempre parecen caras. Me pasó con Apple. ¿La diferencia? Yo aprendí. Ellos no.

¿Y el criterio? Brilla por su ausencia.

No hay una estrategia clara. Mantienen empresas que nadie entiende y venden las que tienen potencial. La coherencia brilla por su ausencia. Esto no es gestionar una cartera; esto es acumular sellos raros y esperar que alguno valga algo en unos años.

Un consejo de gratis

Si quieren aprender a invertir, miren a gestores serios como Numantia y su creador, Emérito Quintana. Ese hombre entiende el mercado como pocos. Dentro de unos años será considerado uno de los mejores gestores de Europa. Es más, sólo le faltará un puesto por detrás del mejor: yo.

Mientras tanto, cuidado con los "expertos" que predican desde YouTube mientras sus carteras parecen un mercadillo. Porque una cosa es equivocarse, y otra muy distinta es hacer siempre lo contrario a lo que dicta el sentido común.

miércoles, 27 de noviembre de 2024

¿Cuánto dinero vales?

Déjame ponerte en una situación: imagina que eres una empresa. Sí, tú. Con tus horas de trabajo, tu experiencia, tus conocimientos, tus contactos, tu capacidad para resolver problemas y tu potencial para aprender cosas nuevas. Todo eso son tus "activos". Ahora, párate un momento y piensa: si alguien tuviera que comprarte, ¿por cuánto te valorarías?


Es una pregunta incómoda, ¿verdad? Pero es importante. Porque muchas veces nos pasamos la vida trabajando como si fuéramos una máquina que solo sirve para intercambiar horas por dinero. Y lo peor: nunca nos paramos a pensar si ese intercambio está realmente equilibrado.


Las empresas no funcionan así. Una empresa no vale por las horas que trabaja su dueño, sino por los beneficios que genera. Por los sistemas que tiene en marcha, por su capacidad para seguir funcionando aunque el jefe no esté presente, y por el potencial que tiene para crecer. Una buena empresa no depende del sudor de su dueño. Y, sin embargo, nosotros vivimos como si fuéramos esclavos de nuestra propia “empresa personal”.


¿Cuánto generas hoy con lo que haces? ¿Es suficiente para vivir bien? Y más importante: ¿te imaginas cuánto podrías generar si dejas de pensar como un empleado y empiezas a pensar como un empresario?


Porque la clave está ahí. En aprender a multiplicar tu tiempo, tus habilidades y tu esfuerzo. En convertirte en alguien que no depende exclusivamente de un sueldo. ¿Cómo? Invirtiendo en ti mismo, desarrollando nuevas habilidades, creando fuentes de ingreso que no dependan de tu tiempo directo.


Piensa en tus “ratios”. ¿Cuánto tiempo dedicas a algo que realmente te hace crecer? ¿Cuánto estás dejando sobre la mesa por no negociar mejor, no aprender más, no arriesgarte un poco? Porque, al final, los que consiguen aumentar su valor son los que entienden que no se trata de trabajar más duro, sino de trabajar más inteligente.


Te lo digo sin rodeos: si sigues funcionando como un “empleado” de tu propia vida, nunca vas a llegar lejos. Pero si empiezas a verte como una empresa con potencial, todo cambia. Porque las empresas no se lamentan por lo que no tienen; trabajan para multiplicar lo que sí tienen.


Y tú, ¿qué vas a hacer? ¿Seguir regalando tus horas o empezar a construir algo que realmente valga?


Ya tienes más de 40… ¿y ahora qué?

Pongámonos serios. Han pasado más de cuatro décadas y, si eres honesto contigo mismo, ¿dónde estás parado? ¿De verdad creías que ibas a llegar a esta edad con lo que tienes hoy? Si eres de los que siempre pensó que “había tiempo de sobra” para ahorrar, para invertir, para prepararte, dime: ¿dónde está ese futuro brillante que te prometiste a ti mismo?

Las excusas no pagan las facturas

Quizás fuiste de los que pensaba que invertir era "para los ricos". ¿Para qué ahorrar si se puede disfrutar el momento? Claro, el problema es que ahora el momento ya no se disfruta porque el peso de los errores te aplasta. Y antes de que me digas que “todo se complicó” o que “la vida no fue justa”, te lo dejo claro: las decisiones que tomaste o que no tomaste te trajeron exactamente hasta aquí.

El tiempo no espera a nadie

A los 20, podías improvisar. A los 30, las malas decisiones todavía eran reversibles. Pero ahora… ahora cada día cuenta. El tiempo no solo pasó; lo tiraste por la ventana. Y antes de que me digas que estás “bien” o que “no necesitas tanto para ser feliz”, dime:

¿Estás realmente tranquilo con lo que tienes ahorrado?

¿Sabes cómo vas a mantenerte en los próximos 20 años?

¿Puedes darte el lujo de perder tu trabajo mañana?

Las cuentas no mienten, pero tu reflejo sí

Mírate al espejo. Te ves más viejo, más cansado, y eso que todavía no has enfrentado lo peor: la incertidumbre de depender de otros. Sin inversiones, sin plan, sin rumbo, el futuro no tiene piedad.

Si no invertiste en activos, prepárate para depender de un sueldo cada vez más insuficiente.

Si no pensaste en el futuro, otros decidirán por ti.

Si no te cuidaste, tu cuerpo te pasará factura antes que la jubilación.

¿Te duele? Bien.

Porque es ahora o nunca. No me interesa darte un discurso motivador, porque las palabras no cambian la realidad: las acciones lo hacen. Tienes dos opciones:

1. Seguir como hasta ahora, dejando que el tiempo te aplaste.


2. Levantarte y empezar a tomar decisiones que aseguren que tus próximos 40 años no sean un infierno.

La buena noticia es que aún puedes hacer algo. La mala es que si decides quedarte como estás, no habrá redención. Nadie vendrá a rescatarte, y el tiempo perdido no se recupera.

¿Te atreves a cambiar, o prefieres seguir viviendo en el autoengaño? Tú eliges.

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lunes, 25 de noviembre de 2024

Nunca inviertas en tochana



¿Comprar pisos para alquilar con hipoteca?

Vamos a dejarnos de tonterías: eso no es invertir, es meterte en un fregado que no tiene ni pies ni cabeza.

Te venden el cuento de la abuela: "Pides la hipoteca, alquilas el piso, y con lo que te paga el inquilino, te haces rico". Ya, claro. Hasta que te das de bruces con la realidad:

Nada más comprar, ya vas palmando pasta. Entre impuestos, notaría, tasas, y vete tú a saber qué más, empiezas perdiendo. Ese mismo dinero, bien puesto en bonos o en la bolsa, te estaría dando rentabilidad desde el día uno.

El inquilino perfecto no existe. Alguno te pagará tarde, otro no te pagará nunca, y el siguiente te destrozará el piso. Y mientras, tú pagando religiosamente la hipoteca al banco.

El piso no te sale gratis. Comunidad, IBI, reparaciones, seguros... Cuando haces las cuentas de verdad, ves que el "chollo" es solo para el que te vendió la idea.

El banco no es tu amigo. Cada cuota de la hipoteca lleva intereses que hacen que al final pagues mucho más por ese piso de lo que vale. ¿Quién gana? Ellos. ¿Quién pierde? Tú.

Ahora escucha esto: en la bolsa diversificas, y esa es la clave. 

No dependes de un solo piso ni de un inquilino que te puede arruinar la fiesta. 

Tu dinero se reparte entre empresas, países y sectores. Si una flojea, otras tiran del carro. Así es como se invierte de verdad.

Y no me vengas con el rollo de que la bolsa es complicada. Porque, ¿sabes qué? Lo complicado es meter tu dinero en ladrillos, endeudarte hasta el cuello y esperar que todo salga perfecto. 

Spoiler: no te hará libre financieramente 

Así que, si tienes que pedir una hipoteca para invertir, no estás invirtiendo, estás especulando con dinero que ni siquiera tienes. Y encima mal. Hay opciones mucho más rentables, más seguras y sin dolores de cabeza.

Menos cuentos y más números. La libertad financiera no está en un piso con goteras, está en hacer que tu dinero trabaje por ti.


PD: Tengo un piso alquilado y si volviera atrás no lo hubiera comprado. La Bolsa es mucho mejor y si no mira el gráfico histórico.





La Sirena: una empresa congelada en el tiempo



Corría el año 1983 cuando La Sirena abría su primera tienda en Barcelona. Apostaron por un modelo rompedor en aquella época: productos congelados. Fácil, práctico y hasta saludable. La idea parecía buena.

Con los años se expandieron como el hielo en una bebida caliente. Cataluña, zonas clave, locales en barrios de clase media... Todo pintaba bien. Pero no todas las historias tienen un final feliz. Porque una cosa es montar tiendas y otra muy distinta llenarlas de clientes.

El jefe de la orquesta

Hoy, el director general de La Sirena es Xavier Lafitte. Llegó hace poco, en 2022, y le tocó una patata caliente. Antes estaba Jorge Benlloch, que tampoco consiguió cambiar mucho la historia. ¿Qué hace Lafitte? Bueno, intenta mantener el barco a flote. Pero, ojo, porque detrás está José Elías, el verdadero dueño del circo.

Este señor no es un cualquiera: presidente de Audax Renovables, se metió en La Sirena en 2021, inyectando 15 millones de euros. ¿Por qué? Porque había que tapar agujeros y limpiar deudas. Eso suena más a salvar los muebles que a preparar un espectáculo.

La experiencia de cliente: un desastre con frío

Aquí está la clave. Si has pisado una tienda de La Sirena, sabes de lo que hablo. Bien situadas, en barrios de clase media, locales decentes… pero con un problema gordo. ¡HACE FRÍO!

Y no hablo del frío que necesitan los congeladores, no. Hablo de ese frío que te cala los huesos mientras decides si compras merluza o gambas. ¿Qué hace un cliente cuando pasa frío? Se larga. Y rápido.

Es de sentido común: si una tienda no es cómoda, el cliente no se queda. Y si no se queda, no compra. Puedes tener las mejores gambas congeladas del mundo, pero si tus clientes huyen, da igual.

 Si esta empresa decidiera salir a bolsa mañana, ¿invertirías tu dinero? . Ni un céntimo. ¿Por qué? Porque todo apunta a que La Sirena tiene más problemas que soluciones.

Pocos clientes: Puedes poner tus tiendas en el mejor barrio del mundo, pero si nadie entra, no haces caja.

Mala experiencia de compra: El frío de las tiendas es un error de manual. Si incomodas al cliente, pierdes ventas. Y punto.

Competencia feroz: Mercadona, Bon Àrea y Ametller y hasta los supermercados de toda la vida tienen alternativas. No están solos en el mercado.

Entonces, ¿qué tenemos aquí? Una empresa que no entiende a sus clientes, que depende de inversores para sobrevivir y que, si sigue así, no tiene futuro como apuesta bursátil.

Por mucho que te gusten las gambas congeladas, esta no es una inversión. Es un iceberg. 

Y tú ni yo queremos ser el Titanic.


Nadie hace esto y es la clave

¿Sabes cuál es el mayor error que comete el 90% de los inversores?

No tiene nada que ver con elegir mal el sector, ni con el análisis técnico, ni siquiera con no entender un balance.

El error más común, el que hace que pierdas dinero sin ni siquiera verlo venir, es este:

No investigas quién es el CEO de la empresa en la que vas a meter tu dinero.

Sí, amigo, porque un CEO sin historia es como un barco sin capitán. ¿Y sabes qué pasa con los barcos sin capitán? Que tarde o temprano se hunden.

Esto no te lo enseñan en los cursos de inversión. Es cosecha mía, de años observando cómo la gente pierde dinero por mirar gráficos pero ignorar a la persona que está al mando.

Porque estamos tan obsesionados con los números, las gráficas y las tablas, que olvidamos lo esencial: las empresas no son cifras, son personas.

Da igual lo bien que pinten los números. Puedes tener una empresa con el balance perfecto, una marca reconocida y unas oficinas de lujo. Si el que lleva el timón no tiene ni idea de dónde va, estás perdido.

Te pongo un ejemplo.

¿Te suena Amazon? Claro que sí. ¿Sabes por qué es el gigante que es hoy? Por Jeff Bezos. Por su visión, su capacidad de liderar y su obsesión enfermiza por los detalles. Sin Bezos, Amazon no habría pasado de ser una web cutre para vender libros.

¿Y Tesla? ¿Por qué está donde está? Te guste o no, Elon Musk es la respuesta. Es un tipo que sabe vender su visión, que arriesga y que mete las horas que haga falta para llevar a la empresa al siguiente nivel.

¿Ves por dónde voy?

Invertir en una empresa sin saber quién es su CEO es como casarte con alguien sin haberle mirado a los ojos. Es una apuesta ciega.

Entonces, la próxima vez que te plantes delante de un gráfico o de un informe anual, hazte un favor:

Googlea al CEO.

Mira su trayectoria. ¿Qué ha hecho antes? ¿Ha transformado negocios? ¿Ha sacado adelante empresas en crisis? O, por el contrario, ¿es un nombre random con traje caro que está ahí porque sabe hacer PowerPoints?

Y aquí va un dato interesante: los CEO que han creado empresas exitosas tienen una alta probabilidad de volver a hacerlo, ya sea como directores generales o como asesores. Estudios lo demuestran: el éxito deja huella. Así que no solo mires quién es el CEO, sino también quiénes están sentados en el consejo. Esos nombres pueden ser clave para entender el futuro de la empresa.

Haz una práctica ahora mismo.

Analiza al CEO de la empresa en la que trabajas. Piensa bien: ¿le confiarías tu dinero? ¿Sí? Perfecto, puede que estés en buenas manos. ¿No? Entonces, ojo, porque o a él le quedan días en su puesto… o a ti.

Porque, al final, las empresas no son números. Son personas.

Esto no lo vas a encontrar en ningún libro de inversión ni en ningún curso online. Esto es algo que he aprendido con los años, viendo lo que funciona y lo que no.

Si no confías en quien lleva el timón, mejor no subas al barco.


¿Te ha gustado?


Pues si se lo explicas a alguien por favor no olvides decir que Óscar Cavero te lo explicó y si quiere que se pase por aquí.


No hay de qué.



domingo, 24 de noviembre de 2024

Nunca compres indexados

 Los fondos indexados: el mantra perfecto para no pensar demasiado"


Vamos a hablar claro: los fondos indexados se han convertido en la religión de los vagos financieros. “Es fácil, barato y no tengo que hacer nada”, dicen. Claro, porque asumir que necesitas aprender, currártelo un poco y mojarte da pereza, ¿verdad? Mejor meter el dinero en algo que suba y baje como un yo-yo, sin cuestionarte qué demonios estás haciendo.


Los defensores de los fondos indexados suelen tener dos argumentos estrella: 1) la gestión pasiva supera a los gestores activos, y 2) nadie puede vencer al mercado a largo plazo. Y oye, perfecto si lo único que buscas es ser uno más del rebaño. Pero si de verdad quieres tomar el control de tu dinero, necesitas una estrategia más personalizada, más inteligente. Algo que se parezca menos a meter tu dinero en un saco roto y más a montarte una cartera al estilo Ikea.


¿Por qué Ikea? Porque ahí eliges, combinas y ajustas según tus necesidades. No te venden un mueble entero; te venden piezas que tú ensamblas. Y esa es la clave. Con una cartera bien pensada, diversificada, ajustada a tu perfil, tus objetivos y, sobre todo, tus cojones, puedes ganar mucho más. Pero claro, eso requiere que te ensucies las manos, que estudies, que pienses.


Los fondos indexados son como comprar un sofá genérico para todos los salones del mundo. Puede que te sirva, pero es probable que ni te guste ni encaje bien en tu casa. Una cartera Ikea, en cambio, es tuya, hecha a medida. Aprendes a montar cada pieza y, al final, entiendes cómo funciona todo el conjunto.


Así que, antes de que alguien te venda la idea de que indexarte es “la solución mágica”, piensa: ¿quieres ser uno más en el mercado o el que decide cómo jugarlo? Porque si te vas a quedar esperando sentado a que suba todo solo, igual te llevas una sorpresa… y no buena.

viernes, 22 de noviembre de 2024

Toros, Osos y Borricos

Corría el año 2006 como lector fiel de Rankia, descubrí a un bloguero que explicaba las cosas de una forma que me enganchaba por completo. Puede que tú también lo hayas leído: su blog se titulaba Toros, Osos y Borricos, y su autor era Pepe Díaz.

Me convenció tanto que decidí copiar su cartera. Esta era la lista:




Metí 6.000 € en cada valor y me prometí a mí mismo que no vendería. Sería una inversión a largo plazo. Todo iba razonablemente bien… hasta 2008.

Entonces llegó la crisis de Lehman Brothers, y mi dinero invertido se desplomó.

Mi cabeza no soportó la presión y, al final, decidí malvender la cartera. Con lo recuperado, amortice parte de una hipoteca. En ese momento pensé que había hecho lo correcto: “No puedes tener tanto dinero en bolsa, no es seguro”, me dije.

A los pocos meses, las cosas empeoraron aún más. Recuerdo haberme felicitado: “Menos mal que vendí” 

Pasaron los años  y si no hubiera sido porque YouTube me mostró una entrevista de Pepe Díaz —ahora gestor en Bestinver—, no estaría contándote esta historia.

La entrevista me llevó a reflexionar sobre aquella cartera que había vendido. Hice números y  bueno, mira tu mismo:

Mi inversión inicial de 42.000 € hoy valdría 214.000 €, con una revalorización del 10% anual. Y eso que, en su peor momento, los 42.000 € llegó a valer 25.000 € 

La inversión en valores de calidad (VALORES MOAT), con paciencia y visión a largo plazo, tiende a recompensar al inversor.

Desde hace unos años, no me canso de decirmelo: la bolsa a 20 años es más rentable que cualquier otro activo pero necesitas las herramientas porque hay un matiz, esta estrategia tampoco es perfecta. Existe el riesgo de que las 6 empresas  seleccionadas tengan un desempeño desastroso y el índice SP500 lo mismo.

Ejemplos concretos:  👉Dell estuvo a punto de hundirse. 👉Pfizer e Intel no cumplieron las expectativas.

Por eso, en lugar de concentrarse todo en unas pocas empresas, lo ideal es diversificar, comprando valores sólidos con la intención de no vender casi nunca.

Si, es muy dificil por eso casi nadie gana dinero en bolsa y prefieren comprar pisos .No puedo evitar llevarme las manos a la cabeza cuando alguien me discute esto, mientras invierte su dinero (inclusive el que no tiene ) en pisos, algo que, por cierto, vuelve a estar de moda con el objetivo de alquilar. Te  adelanto que no  terminará bien me lo dice mi duende con su experiencia. Si muchas moscas revolotean frenéticas alrededor de algo en el suelo, es muy probable que sea mierda y con las criptomonedas lo mismo, por cierto enhorabuena si me hicistes caso con Solana, ayer llegó a P.O de 250$

Te recomiendo que me sigas leyendo, tendrás la oportunidad de aprender de todo ello sin pasar por los mismos dolores de cabeza. Porque la mejor forma de avanzar es aprender de los pasos que otros ya han dado.


¡Hasta la próxima Newsletter!

Ferran Adriá me cambio el Chip!

Si hay una persona a la que admiro por encima de todos, esa es Ferran Adrià. Mucha gente lo tiene idolatrado por su cocina; sin embargo, para mí es un referente por su filosofía de vida.

De todas las personas que he escuchado a lo largo de mi vida, Ferran Adrià es quien más me ha enseñado cada vez que le he escuchado. Su cabeza es una base de datos impresionante, es amigo de grandes inversores, emprendedores, futbolistas, profesores de universidad, etc. El networking de Ferran Adrià es seguramente de los más amplios a nivel mundial.

Me enganchó cuando dijo algo que me reventó la cabeza: -"Me di cuenta desde el primer día de que con El Bulli no me haría rico. Sin embargo, en El Bulli, gracias al 1% de los clientes que pasaron por allí, adquirí la sabiduría que me ha catapultado para hacer grandes cosas. Si hubiera trabajado en la SEAT, jamás hubiera podido hablar con los líderes de cada sector; sin embargo, algunas noches esos clientes me pedían que me sentara con ellos y me daban píldoras para poder escalar mi marca personal. Sin esos momentos no hubiera llegado a donde estoy."

Doy fe de ello. Muchos sabéis que dirigí el restaurante Mesón del Mar en Tarragona durante 2 años; allí conocí y pude hablar con algunas referencias como Carles Francino, Antonio Orozco, Ábalos y muchos empresarios de la zona. Algunos de ellos me dieron algún consejo, e inclusive me invitaron a eventos. Si recordáis lo de Fluidra, fue gracias a eso, ya que un cliente me invitó al palco del Camp Nou.

Ferran Adrià supo desde el primer momento focalizar los objetivos y no dejarlos escapar, elevó su marca personal a lo más alto y fue escogido varios años como mejor restaurante del mundo. Y ahora da clases en la universidad, ¿sabéis por qué? Por saber aprovechar el Networking.

Aprendí de él que no es necesario estudiar en la universidad para adquirir sabiduría; basta con no dejar nunca de leer y escuchar a aquellos que generosamente transmiten su conocimiento.

Probablemente no sabías que Ferran Adrià también invierte sus ahorros en bolsa y selecciona personalmente las empresas. Su cartera está diversificada en 80 compañías cotizadas. Sabe que algunas de ellas podrían ir a cero, pero confía en obtener un rendimiento promedio del 7-8% anual sin preocuparse demasiado.

Es decir, una persona con la sabiduría  de Ferran Adrià ha llegado a la misma conclusión que Benjamin Graham: el largo plazo es la clave. Aunque podría invertir en propiedades, hoteles o fábricas, opta por no hacerlo porque le supondría un esfuerzo considerable para obtener una rentabilidad parecida. Prefiere dedicar esa energía a crear, aprender y compartir su conocimiento.

Te cuento que él también me ha inspirado a compartir mi conocimiento de forma gratuita, ya que he comprobado que cuando comparto lo que sé, ese valor regresa multiplicado en distintas formas.

Y como suelde decir "Esto no se enseña en las universidades —Ferran  Adrià "


Hasta aquí mi pequeño homenaje a Ferran Adrià .

¡Hasta la próxima !


Los pesimistas parecen inteligentes pero los optimistas son los que ganan dinero

Durante muchos años he pecado de ser pesimista, viendo más los riesgos y problemas que las oportunidades. Este enfoque, aunque parecía prudente e inteligente, en realidad me frenó y me hizo perder valiosas oportunidades de crecimiento.

Hice un ejercicio: nací en agosto del 78, y en estos 46 años he vivido varias crisis económicas. En todas ellas, al poco tiempo, las empresas con moat supieron sobreponerse, volviendo a subir y ganando más dinero que nunca. Sin embargo, siempre hablamos de empresas, cuando en realidad deberíamos hablar de las personas que están detrás de cada una.

Supongo que si te hablo de fútbol y te pido que nombres a los cinco futbolistas más destacados del momento, coincidiremos al menos en dos: Lamal, Vinicius, Mbappé, Haaland y Bellingham.

¿Verdad?

Si ahora te pregunto por cinco empresas que crees que lo harán bien de aquí a diez años, seguramente también coincidiremos en al menos una. Te invito a hacer este ejercicio mentalmente; en la próxima newsletter compartiré mis cinco nombres.

Lo curioso es que, aunque sabemos que algunas empresas tienen buen futuro, muchos no poseen acciones de ellas y, en cambio, mantienen posiciones en acciones compradas en un arrebato de FOMO. No eres diferente al resto de mortales, y si no es así, enhorabuena: vas por el buen camino.

En la anterior newsletter te pregunté: "¿Me gustaría que me dijeras los 8 valores en los que has tenido o tienes más dinero invertido?" 

Solo 4  personas respondieron, y como sospechaba, las acciones que llevan más tiempo en cartera están atrapadas en pérdidas; es decir, compraron y las mantienen porque ahora pierden mucho dinero que en cuanto recuperen las venderán si se da el caso.

En cambio, los valores que fueron bien los vendieron por miedo a que cayeran

Sabía de antemano la respuesta, estamos programados para actuar  de esta manera.

Todos sabemos quién es Warren Buffet, pero menos gente conoce a Benjamin Graham. Graham fue quien enseñó a Warren la estrategia que debía seguir para tener éxito en sus inversiones. Su estrategia era no vender nunca una empresa con moat, pasara lo que pasase. Muy poca gente sabe que Berkshire, a lo largo de su historia, ha tenido inversiones que se fueron a cero; eso no lo cuentan los libros. La diferencia es que Warren hizo caso a Graham y, a pesar de ver su cartera caer un 50% en varias ocasiones, se mantuvieron fieles a su estrategia. ¿De dónde sacó Graham esta lección? Pués de estudios propios que desarrolló en la universidad, encontró un patrón: sólo aquellos inversores que eran capaces de mantener sus posiciones en las circunstancias más difíciles lograban superar ampliamente al mercado.

Cuenta una anécdota que una joven viuda recibió unas acciones que su marido había comprado meses antes del crash del 27. Como era costumbre en esa época, el marido no le contó nada (ahora también), y cambió la dirección de la correspondencia para que ella no viera el estado de las acciones debido a que valían un 25% de su valor inicial, tal fué el disgusto que enfermó y terminó muriendo.  A los 20 años, el bróker donde estaban depositadas tuvo que contactar a todos los accionistas, y ella descubrió que  era poseedora de unas acciones  que habían multiplicado por 10 su valor inicial. Aunque, en realidad, solo dos (DuPont y Dow Chemical) prosperaron; las otras tres empresas  quebraron. Graham aprendió así la lección más valiosa de su vida: si una cartera olvidada había multiplicado por 10 su valor, incluso con acciones que quebraron, la clave estaba en la paciencia. 

André Kostolany, un reconocido inversor y especulador, solía aconsejar: "Compra acciones de empresas, toma unas pastillas para dormir durante 20 o 30 años y, cuando despiertes, voilà, ¡eres millonario!"


Nueva Estrategia: "Efecto de Inclusión y Exclusión"

Las estadísticas indican que la empresa que entra nueva en el índice Dow Jones suele hacerlo peor que la que sale. En este caso, entra NVDA y sale Intel.

Estrategia: Comprar Intel a 25,05 y vender NVDA a 145,26.


¡Hasta la próxima !


Oscar Cavero Mate